MI CAMINO ES DE PASTOR
Siempre recordaré con amor mis años de profesor en Cuba. Sabía que mi vida dedicada a la docencia no sería muy larga, y por esa razón, quise vivir intensamente esa experiencia. Me entregué de una manera muy especial a mis alumnos, y de aquellos 3 años en los que desempeñé las funciones de profesor de Historia y Filosofía en los dos institutos donde trabajé, guardo muy bonitos recuerdos (algunos malos también) y un montón de anécdotas. Hoy quiero contarles una de las más alocadas.
Un profesor de filosofía marxista que echaba las cartas, leía las manos, sabía de numerología, interpretaba sueños, demostraba tener un amplio conocimiento sobre todas las religiones populares de la isla, se iba de vacaciones a Europa, escribía versos, demostraba tener conocimientos sobre el resto de las asignaturas, no era lo más normal en Cuba, así que ejercía una fuerte fascinación sobre mis alumnos.
Ellos decían que odiaban mi asignatura, pero que amaban a su profesor, y que por sólo escucharme y compartir conmigo, venían gustosos a mis clases.
Una de estas chicas fascinadas por su profesor, llegó a su casa hablando de mí.
-Mamá, sabes, tengo un profesor que echa las cartas, lee las manos, etc, etc.
Esa buena mujer, que era practicante de la religión Pentecostal, una de las formas de protestantismo más extendidas en Cuba, se horrorizó ante las palabras de su hija, así que en cuanto pudo, pidió la palabra en su iglesia, en medio de una reunión religiosa, y dijo delante de todos, que en el instituto donde estudiaba su hija, había un profesor satánico que le estaba comiendo la cabeza a los niños y que los tenía muy enganchados, al punto, que ellos no dejaban de hablar de él.
Pidió encarecidamente a sus compañeros feligreses, que se juntaran todos en oración para pedirle a Dios que expulsaran del colegio a ese profesor.
Un profesor de filosofía marxista que echaba las cartas, leía las manos, sabía de numerología, interpretaba sueños, demostraba tener un amplio conocimiento sobre todas las religiones populares de la isla, se iba de vacaciones a Europa, escribía versos, demostraba tener conocimientos sobre el resto de las asignaturas, no era lo más normal en Cuba, así que ejercía una fuerte fascinación sobre mis alumnos.
Ellos decían que odiaban mi asignatura, pero que amaban a su profesor, y que por sólo escucharme y compartir conmigo, venían gustosos a mis clases.
Una de estas chicas fascinadas por su profesor, llegó a su casa hablando de mí.
-Mamá, sabes, tengo un profesor que echa las cartas, lee las manos, etc, etc.
Esa buena mujer, que era practicante de la religión Pentecostal, una de las formas de protestantismo más extendidas en Cuba, se horrorizó ante las palabras de su hija, así que en cuanto pudo, pidió la palabra en su iglesia, en medio de una reunión religiosa, y dijo delante de todos, que en el instituto donde estudiaba su hija, había un profesor satánico que le estaba comiendo la cabeza a los niños y que los tenía muy enganchados, al punto, que ellos no dejaban de hablar de él.
Pidió encarecidamente a sus compañeros feligreses, que se juntaran todos en oración para pedirle a Dios que expulsaran del colegio a ese profesor.
En Cuba, donde quiera que se reúnen personas, hay agentes de la seguridad del Estado espiando, y este curioso hecho, no pasó desapercibido para el señor chivato. Enseguida la información pasó por los canales establecidos, hasta que me encontré en la dirección de mi colegio, hablando con mi director.
Él, que es una bella persona, y que era un buen amigo, me contó que mi nombre había sonado en esa iglesia y que la seguridad del Estado se había encargado de hacer llegar esa información al instituto para que yo estaría prevenido.
Esa misma noche me aparecí en el templo. Me senté y participé con ellos de lo que allí se efectuó. Al finalizar la misa o lo que fuera, llamé aparte al pastor y le dije que me había enterado que allí se había realizado una oración masiva para pedirle a Dios que echaran del trabajo al profesor de filosofía del instituto. Él me lo confirmó, entonces yo muy cínicamente me presenté.
Yo soy el profesor de filosofía. Le dejé claro un par de cosas a ese señor. Entre ellas, que yo no era ningún demonio, que incluso, tenía a Jesús como uno de mis maestros, que no me era ajena la doctrina cristiana, y le dejé claro que creía que del mismo modo en que Dios lo tenía a él allí al frente de esa iglesia, a mí me tenía en el instituto, ocupándome de la formación filosófica de mis alumnos. Le dije que yo era también un pastor, a mi manera, pero un pastor. Que no creía que estaba poniendo malos pensamientos ni que estaba dando un mal ejemplo a mis alumnos.
Le dije que en nombre de Jesús no se podía pedir el mal para el prójimo. Le expliqué que yo era un trabajador que se ganaba la vida honradamente impartiendo las materias correspondientes en mi centro escolar, y que si yo me quedaba sin trabajo, me iban a condenar al hambre y a la mala vida, y me aseguré de que ese tipo de oración anticristiana, no se repitiera más en aquel templo. Le pregunté si pensaba que era de Dios o del Diablo que allí se orara para hacer daño a una persona.
Él, que es una bella persona, y que era un buen amigo, me contó que mi nombre había sonado en esa iglesia y que la seguridad del Estado se había encargado de hacer llegar esa información al instituto para que yo estaría prevenido.
Esa misma noche me aparecí en el templo. Me senté y participé con ellos de lo que allí se efectuó. Al finalizar la misa o lo que fuera, llamé aparte al pastor y le dije que me había enterado que allí se había realizado una oración masiva para pedirle a Dios que echaran del trabajo al profesor de filosofía del instituto. Él me lo confirmó, entonces yo muy cínicamente me presenté.
Yo soy el profesor de filosofía. Le dejé claro un par de cosas a ese señor. Entre ellas, que yo no era ningún demonio, que incluso, tenía a Jesús como uno de mis maestros, que no me era ajena la doctrina cristiana, y le dejé claro que creía que del mismo modo en que Dios lo tenía a él allí al frente de esa iglesia, a mí me tenía en el instituto, ocupándome de la formación filosófica de mis alumnos. Le dije que yo era también un pastor, a mi manera, pero un pastor. Que no creía que estaba poniendo malos pensamientos ni que estaba dando un mal ejemplo a mis alumnos.
Le dije que en nombre de Jesús no se podía pedir el mal para el prójimo. Le expliqué que yo era un trabajador que se ganaba la vida honradamente impartiendo las materias correspondientes en mi centro escolar, y que si yo me quedaba sin trabajo, me iban a condenar al hambre y a la mala vida, y me aseguré de que ese tipo de oración anticristiana, no se repitiera más en aquel templo. Le pregunté si pensaba que era de Dios o del Diablo que allí se orara para hacer daño a una persona.
Al salir de allí, y ya de camino a casa, me pasó algo muy lindo. Una pareja de turistas recién casados se encontraban desorientados en medio de las laberínticas calles del casco viejo de mi ciudad y me pidieron que les indicara dónde estaba su hotel.
Como es costumbre en mi país, les dije que los acompañaría hasta la puerta del hotel, si no les resultaba incómodo. Así lo hicimos. Allí, en la entrada del motel Las Cuevas, nos pusimos a conversar. Recuerdo que les dije: “Miren, aquello que se ve a lo lejos, son las luces del instituto donde yo trabajo como profesor de filosofía.
Les conté que venía de la iglesia pentecostal y todo lo que allí me había acontecido. Les hablé de mis creencias religiosas, de las religiones en Cuba, de la historia de la nación, de la historia de la ciudad, y tan impresionados estaban conmigo, que me invitaron a beber algo en alguno de los bares o chiringuitos para turistas de los muchos que por allí había.
Los llevé a uno de esos sitios y nos pedimos algo de beber mientras continuábamos con nuestra conversación. Entre las cosas que les conté y que les asombró mucho, les dije que yo estaba recién llegado de España. Les conté de mi novia bilbaína, y de la posibilidad de que yo me fuera a vivir a la “Madre Patria”.
Luego, los llevé a mi casa, les mostré las fotos que hice durante mi viaje por España, y les regalé unos libros y hasta les confié un paquete para que lo entregaran a un amigo en Santa Clara, ciudad a la que ellos pensaban visitar al día siguiente. Nos hicimos fotos, y luego aquí en España nos hemos mantenido en comunicación.
Varios años después, para mi sorpresa, asistí al despertar espiritual de esta chica. Me confesó en una mail que ciertos sucesos ocurridos en su vida en los últimos tiempos, la habían hecho abrirse al conocimiento del mundo oculto. Y que al adquirir esta nueva conciencia, muchas de mis palabras dichas años atrás, empezaron a tener sentido en su mente.
Ella quería que yo lo supiera, y yo, por supuesto, me alegré mucho por ese paso en su evolución espiritual. Hoy en día, estamos en contacto, ya no sólo como amigos, sino también como hermanos espirituales.
Como es costumbre en mi país, les dije que los acompañaría hasta la puerta del hotel, si no les resultaba incómodo. Así lo hicimos. Allí, en la entrada del motel Las Cuevas, nos pusimos a conversar. Recuerdo que les dije: “Miren, aquello que se ve a lo lejos, son las luces del instituto donde yo trabajo como profesor de filosofía.
Les conté que venía de la iglesia pentecostal y todo lo que allí me había acontecido. Les hablé de mis creencias religiosas, de las religiones en Cuba, de la historia de la nación, de la historia de la ciudad, y tan impresionados estaban conmigo, que me invitaron a beber algo en alguno de los bares o chiringuitos para turistas de los muchos que por allí había.
Los llevé a uno de esos sitios y nos pedimos algo de beber mientras continuábamos con nuestra conversación. Entre las cosas que les conté y que les asombró mucho, les dije que yo estaba recién llegado de España. Les conté de mi novia bilbaína, y de la posibilidad de que yo me fuera a vivir a la “Madre Patria”.
Luego, los llevé a mi casa, les mostré las fotos que hice durante mi viaje por España, y les regalé unos libros y hasta les confié un paquete para que lo entregaran a un amigo en Santa Clara, ciudad a la que ellos pensaban visitar al día siguiente. Nos hicimos fotos, y luego aquí en España nos hemos mantenido en comunicación.
Varios años después, para mi sorpresa, asistí al despertar espiritual de esta chica. Me confesó en una mail que ciertos sucesos ocurridos en su vida en los últimos tiempos, la habían hecho abrirse al conocimiento del mundo oculto. Y que al adquirir esta nueva conciencia, muchas de mis palabras dichas años atrás, empezaron a tener sentido en su mente.
Ella quería que yo lo supiera, y yo, por supuesto, me alegré mucho por ese paso en su evolución espiritual. Hoy en día, estamos en contacto, ya no sólo como amigos, sino también como hermanos espirituales.
Pero lo más importante de todo esto es que el encuentro con aquellas personas sensibles a mi prédica, nadamás salir del templo pentecostal, fue la confirmación de Dios de que seguía confiando en mí y en mis aptitudes para ser pastor de hombres. Fue un guiño suyo, fue su manera de decirme:
"No tengas miedo, que yo estoy contigo, y eres digno de toda mi confianza."
TADEO
12 comentarios:
Que magnifica tu vocación. Enhorabuena por pder llvarla adelante.
Un saludo
Hola Alaluzdeunaluciernagaazul:
Muchas gracias por pasar por mi espacio y dejarme tu hermoso comentario. Besitos:
Tadeo
hola Tadeo:
Que mal lo de la señora esa que reza por el mal ajeno, supongo que pensaba que lo hacia para proteger a su hija y no con la malintención que se lee. Respecto de aquella pareja, que bueno que tus palabras rindieron frutos, en ella al menos.
Un abrazo
Querida Pacita:
Esa señora quería lo mejor para su hija, pero parece que eso pasaba por que yo saliera de en medio. Gracias por tu visita. Besitos:
Tadeo
Hola Tadeo, nunca dejás de asombrarme con las cosas que te pasan; y qué bueno que algo bueno haya salido de una mala acción.
Un placer leerte.
Un beso
Querida Naná:
Cierto, me pasan cosas increíbles. Y eso sí, siempre se le saca partido a todo. Besitos y gracias por comentar.
Tadeo
Hola Tadeo!
Me he acercado a ver tu blog despues de haber visto tu respuesta en mi blog.
Me gusta mucho como escribes. Y me parece fantástica la historia que nos has contado.
Creo que la bondad no tiene límites y se puede expresar de múltiples maneras. Que cuanto más nos fijamos en ella más abiertos estamos para captar la belleza de la vida.
A pesar de todas las dificultades que se encuentran en el camino, un buenpastor siempre sabe encontar el camino para llegar al corazón de los demás.
Felicidades por tu trabajo.
Hola María Jesús:
Muchas gracias por devolverme la visita y dejarme tu hermoso comentario. Besitos:
Tadeo
Que bien escribes..
y que historia..
me gusta como narras cada linea con una humildad tan dulce que haces que me sienta bien leyendote...
Dios esta en cada uno de nosotros.. cuidandonos y amandonos..
sigue haciendo el bien..
abrazos.
Querida Pier:
Muchas gracias por pasar a leerme y dejarme tu hermoso comentario. Besitos:
Tadeo
Hola, Tadeo, siempre me regocijo con tus historias.
Ya sabes que paseo menos en estos tiempos, pero cada tanto vuelvo a verte y leerte!!!
Cariños,
Lidia
Hola Lidia:
Para mí siempre es un placer contar con tu presencia en mi espacio. Me alegra que esta historia te haya gustado. Besitos:
Tadeo
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